Ellas en la tabla periódica
El desarrollo de la tabla periódica es uno de los grandes avances científicos del siglo XIX y continúa en evolución hasta nuestros días. La idea de que la diversidad química se podía explicar de forma sistemática se asocia fundamentalmente a Dimitri Mendeleev y Lothar Meyer.
La primera versión de la tabla aparece publicada en 1869, fecha en la que las mujeres empiezan a ser visibles en las universidades y los laboratorios, siendo partícipes de algunos descubrimientos claves en la evolución y desarrollo de la tabla periódica.
La IUPAC reconoce el trabajo de dos de estas mujeres, al asignar su nombre a dos elementos químicos: el Curio y el Meitnerio, en honor al matrimonio Curie y a Lise Meitner.
Marie Curie descubrió, junto con su marido Pierre, dos elementos: el polonio y el radio. Por su parte, Lise Meitner explicó por primera vez la fisión nuclear e identificó uno de los isótopos del protoactinio. Marie fue la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas disciplinas, mientras que Lise no llegó a recibir este galardón, que sí se le otorgaría a su colaborador Otto Hanh.
Otra mujer a citar con relación a la tabla periódica es Ida Noddak, nominada tres veces al Nobel sin éxito. En 1925, junto a su marido Walter Noddak y a Otto Berg, anunció el hallazgo del renio (el último elemento natural en ser descubierto), y del controvertido masurio, de número atómico 43. Este elemento fue desestimado porque el experimento descrito no pudo ser reproducido con éxito. Finalmente, el elemento 43 es el tecnecio, oficialmente descubierto en 1937 por Perrier y Segre. Estudios posteriores parecen confirmar que el masurio detectado por Noddak y Berg íi era el tecnecio.
Un descubrimiento ligado a otra mujer es el del francio, en 1939. Fue Marguerite Perey la responsable de este hallazgo, al detectar que la muestra de actinio que estaba purificando emitía una radiación anormalmente alta, lo que asignó a un nuevo elemento radioactivo. Asistente de Marie Curie, fue la primera persona de género femenino en ser elegida miembro de la Academia de Ciencias.
Por último, podemos citar también a Berta Karlik, física austríaca que descubrió que el ástato, sintetizado por primera vez en 1940 por Corson, Mackenzie y Segrè, era un producto de procesos de decaimiento naturales.
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