¿Cómo se obtienen los abonos artificiales?
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Los abonos artificiales suelen obtenerse mediante reacciones químicas que utilizan rocas, sales, gases y otras sustancias inorgánicas. Por ello los abonos artificiales también se conocen como ‘abonos sintéticos’ o ‘abonos inorgánicos’.
Los abonos fosforados se obtienen a partir de las rocas fosfáticas por tratamiento con ácido sulfúrico (H2SO4) hasta lograr el nivel de degradación deseado. Estas rocas se encuentran en grandes yacimientos y están constituidas principalmente por fosfato tricálcico [Ca3(PO4)2].
Pocos vegetales son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico, por lo que hay que aportarlo en forma asimilable. En un principio se utilizaban excrementos de animales. Posteriormente éste fue desplazado por el nitrato de sodio (NaNO3). El sulfato de amonio [(NH4)2SO4], un subproducto de la fabricación del gas de alumbrado, también se utilizó con esta finalidad.
No obstante no fue hasta 1913 cuando se produjo la verdadera revolución de la mano de Fritz Haber (1868-1934), quien hizo posible la síntesis industrial del amoníaco (NH3) mediante la fijación química del nitrógeno. El estallido de la Primera Guerra Mundial desabasteció a Alemania de nitrato de sodio, por lo que el proceso Haber se convirtió en la principal fuente de ácido nítrico (HNO3) y fertilizantes nitrogenados.
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