Osmio
El osmio, de número atómico 72 y símbolo Os, es el elemento más denso de la tabla periódica.
La historia del descubrimiento del osmio forma parte de una historia de los elementos del grupo del platino que incluye al osmio, iridio, rodio y paladio.
En 1800 Smithson Tennant trabajaba con William Hyde Wollaston en varios proyectos, entre ellos la obtención del platino, una actividad que desarrollaban en secreto.
Al disolver el platino en agua regia (una mezcla de ácido clorhídrico y ácido nítrico) parte de éste quedaba en el residuo. Proust identificó dicho resto con el grafito y más tarde Vaquelin y Fourcroy anunciaron que se trataba de un nuevo elemento (ptène). Sin embargo, sería Tennant quien al tener más cantidad de material lograría obtener, no uno sino dos elementos: el iridio y el osmio. Mientras el primero era de color blanco amarillento y sus compuestos eran iridiscentes el osmio era de color brillante azulado y de olor penetrante, de ahí su nombre.
Ambos elementos forma una aleación, el osmiridium que se utiliza en las plumas estilográficas de lujo y en utensilios quirúrgicos.
Propiedades y aplicaciones
Es poco abundante en la corteza terrestre y presenta unas propiedades físicas muy particulares: gran resistencia a la abrasión, una dureza equivalente a la del diamante y la mayor densidad entre los elementos naturales y un elevado punto de fusión, el tercero tras el wolframio y el renio. Su punto de fusión es de 3.033 grados centígrados.
El osmio comparte con los metales preciosos algunas propiedades que lo hacen muy adecuado para uso industrial. Comenzó a utilizarse a principios del siglo XX para fabricar filamentos para las bombillas incandescentes. Como curiosidad, el nombre comercial de las bombillas Osram procede del símbolo del osmio (Os) y la terminación del nombre del wolframio en alemán (wolfram).
Sin embargo, dejó de utilizarse porque resultaba muy caro y demasiado frágil: no podían fabricarse filamentos demasiado delgados. Por ello, comenzó a reemplazarse con wolframio y tántalo.
A bajas temperaturas, el osmio es un excelente conductor de la electricidad. También se ha utilizado, en aleación con platino, para la fabricación de marcapasos y válvulas cardíacas artificiales, además de como catalizador para numerosas reacciones químicas.
Pero sin duda, su principal aplicación procede del sector de la joyería, en piezas que lo combinan con otros metales como el oro, la plata, el platino o el titanio. Su superficie plagada de cristales brillantes y su dureza lo hacen especialmente indicado para fabricar joyas.
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