Galio
El galio fue descubierto en 1875 por Paul-Émile Lecoq en París, aunque Mendeleev había predicho su existencia seis años antes.
En 1869, cuando Mendeleev publicó la tabla periódica, dejó un hueco debajo del aluminio y se atrevió a predecir algunas de las propiedades de este elemnto. Por ejemplo, determinó que su masa atómica se aproximaría a 68 y su densidad sería de 5900 kilogramos por centímetro cúbico.
Pero no fue hasta 1875 cuando Lecoq detecto el galio, al observar unas líneas espectrales, nunca antes vistas, en el espectro de una muestra de sulfuro de zinc. Supuso que estas se debían a un elemento desconocido, que aislaría meses más tarde, para el que propondría el nombre de galio en honor a Francia.
Propiedades
Mendeleev anduvo bastante acertado en sus predicciones, ya que este elemento tiene un número atómico de 31, su masa atómica es 69,723u y su densidad 5904 kilogramos por centímetro cúbico. Además, tiene un punto de fusión de 30 grados centígrados, lo que hace que se derrita a temperatura ambiente. Esta última es una de sus características más conocidas, que da nombre al libro de divulgación «La cuchara menguante» de Sam Kean.
Este elemento permanece líquido a un rango de temperatura muy amplio, ya que su ebullición se produce a 2200 grados centígrados. Esta propiedad hizo que se empleara en termómetros para determinar temperaturas elevadas. Además, se contrae al fundirse, como el bismuto y el antimonio, por lo que el galio sólido flota en el liquido.
Aplicaciones del galio
La principal aplicación del galio se produce en semiconductores, donde se utiliza de forma común en circuitos de microondas y en algunas aplicaciones de infrarrojos, como componente de los paneles solares y para fabricar diodos LED de color azul y violeta y diodos láser. También se usa en las armas nucleares para ayudar a estabilizar el plutonio y en los telescopios para encontrar neutrinos.
Además, existe una aleación de galio, indio y estaño, llamada galinstano, que se utiliza en muchos termómetros médicos y que ha sustituido a los tradicionales termómetros de mercurio, que pueden ser peligrosos. Por otra parte, los isótopos de galio se utilizan en medicina nuclear para explorar a los pacientes en determinadas circunstancias.
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