¿Son necesarios los fertilizantes artificiales?
Química sostenible: Economía sostenible, Producción y consumo responsable, Salud y bienestar
Sí, los fertilizantes artificiales son fundamentales ya que el suelo se empobrece mediante la recolección al romper el ciclo vital natural de los vegetales, en el que hojas, frutos y semillas caen al suelo devolviéndole lo que la planta tomó de él.
Por ejemplo, el fenómeno de ‘vecería’, que se achaca al cultivo del olivar, tiene esta causa, ya que al retirar la aceituna del campo retiramos con ella los nutrientes que el propio árbol necesita. Si no se reponen estos nutrientes la siguiente cosecha será inferior. Así, puesto que el carbono se fija a partir del dióxido de carbono atmosférico, los tres elementos que deben aportarse indispensablemente al suelo son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K).
Lo cierto es que la producción agrícola no habría podido afrontar la alimentación de una población que no cesa de crecer como la nuestra utilizando únicamente con abonos naturales como el estiércol. Además, no hay que olvidar que la disponibilidad de suelo fértil prácticamente ha tocado techo a menos que se recurra a prácticas tan agresivas como la deforestación. Eso sí, los fertilizantes artificiales han de aplicarse de manera racional, aportando las dosis necesarias y con la frecuencia adecuada.
Tanto los fertilizantes artificiales (o sintéticos) como los naturales (u orgánicos) son fertilizantes químicos. La diferencia es que los primeros presentan los nutrientes en un forma directamente asimilable por las plantas, por lo que su actuación es más rápida y se requiere una menor cantidad. Además son más fáciles de manejar (por necesitar menor cantidad) y no desprenden malos olores. Por su parte, los fertilizantes naturales tienen una acción más lenta y sostenida en el tiempo, además de aportar al suelo otros elementos y componentes orgánicos que ayudan a que mantenga su calidad.
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