Usos del bagazo de limón y naranja

La composición del bagazo, o residuo de la fruta tras extraer el jugo, es diversa y puede tener múltiples aplicaciones.

En el bagazo se diferencia la corteza o cáscara de los frutos cítricos, que está constituida por una delgada capa coloreada, el epicarpio o flavedo. Debajo de ella, hay otra capa blanca algo más gruesa llamada mesocarpio. El color del epicarpio es verde en los frutos inmaduros. Pierde esta tonalidad al madurar para que destaque la tonalidad típica del fruto en cuestión (de amarilla a rojiza).

También contiene unos pequeños sacos oleíferos, llenos de un aceite esencial muy fragante y cuyo intenso aroma es característico de cada fruto. Este aceite se aprovecha industrialmente para usarlo en perfumería o en la elaboración de licores. También se pueden recuperar los pigmentos carotenoides.

Debajo del flavedo se encuentra el mesocarpio o albedo, una capa esponjosa de color blanco que es rica en carbohidratos estructurales. De aquí se extraen con fines comerciales las pectinas, que tienen  propiedades gelificantes. Las cortezas de cítricos y el bagazo de manzana son las principales fuentes industriales de pectinas para uso alimentario.

El albedo de cada especie también contiene compuestos flavonoides característicos. De algunos de ellos, fuertemente amargos, se obtienen derivados muy dulces, como la neohesperidina-dihidrochalcona (el edulcorante E-959). Las cortezas cortadas y confitadas, con o sin albedo, también se utilizan en alimentación.