¿Puede eliminarse el cloro del agua de grifo tratada? ¿Es perjudicial para la salud?
Química sostenible: Salud y bienestar
Hay varias opciones sencillas para eliminar el cloro presente en el agua del grifo, al menos parcialmente. No obstante, el agua potable que llega a las casas contiene poca cantidad y no supone riesgo para la salud. El cloro desinfecta el agua, reduce la contaminación y evita que crezcan microorganismos, garantizando que sea segura para su consumo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la cloración como el método más eficaz para garantizar la seguridad y limpieza del agua. Desinfecta el agua, reduce el riesgo de contaminación y evita que crezcan microorganismos durante su transporte hasta las casas. Todos los países desarrollados la utilizan, lo que ha permitido acabar con el contagio de muchas enfermedades y frenar epidemias. La pequeña cantidad de cloro en el agua de grifo está bien regulada y no conlleva riesgos para la salud. Por ello, no es necesario eliminarlo para su consumo.
Al beber, la mayoría del cloro se elimina a su paso por estómago. La cantidad que llega al intestino es mínima, por lo que no es un problema para la flora intestinal. Sin embargo, su presencia en el agua puede suponer un riesgo para la supervivencia de bacterias beneficiosas en otros ámbitos como los acuarios, el riego de plantas o la preparación de fermentados artesanales. Si decidimos eliminarlo, hay algunas formas sencillas de hacerlo o, al menos, reducir el contenido de cloro en el agua del grifo. Si es para consumo, se deberá tomar el agua rápidamente para evitar su contaminación una vez eliminado.
Parte del cloro se eliminará al dejar el agua en reposo al aire libre durante varias horas (cuanta más superficie tenga el recipiente, mejor). Este proceso se acelera si burbujeamos aire en el agua o aplicamos algún sistema de vacío para forzar el intercambio o liberación de gases. Otra opción es hervir el agua, que reducirá la cantidad de cloro y, además, eliminará microorganismos resistentes a otros tratamientos. Existen filtros (de carbón activo o de ósmosis inversa) que eliminan el cloro y sus derivados del agua, pero hay que cambiarlos periódicamente para que mantengan su efectividad. Se ha demostrado que la vitamina C (presente en muchas frutas y verduras) y otros compuestos presentes en infusiones, puede reducir la cantidad de cloro y sus derivados en el agua del grifo, aunque su uso excesivo puede bajar el pH del agua. Para el uso del agua en acuarios existen preparados químicos declorantes que lo eliminan.
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