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William Henry Perkin

Química sostenible: Economía sostenible, Producción y consumo responsable

Fotografía ilustrativa del artículo

William Henry Perkin
Unknown author / Public domain

William Henry Perkin (Londres 1838- Harrow 1907)  es considerado el padre de la industria química al desarrollar los colorantes artificiales y las fragancias sintéticas

William Perkin nace en Londres en 1838, desde joven muestra interés por la química.

A pesar de la oposición de su padre, ingresa en el Royal Chemistry College donde fue alumno de A. W. Hofmann, experto mundial en la química del alquitrán de hulla.
Pronto Perkin empieza a trabajar como su asistente en el laboratorio y durante unas vacaciones recibe el encargo de sintetizar la quinina a partir del alquitrán.

A mediados del siglo XIX, el único remedio contra la malaria era la quinina, un alcaloide que se obtenía de la corteza del quino. En 1820 los franceses Pelletier y Canventou lograron aislarla y determinaron su composición (C20H24N2O2 ).

En 1856, Perkin monta un laboratorio en su casa y realiza una serie de experimentos fallidos, ya que no logra su objetivo: la síntesis del codiciado fármaco. Ahora bien, el producto obtenido era capaz de teñir tanto la seda como el algodón de un color morado intenso.
Ese color, conocido antiguamente como la púrpura de Tiro era muy costoso y se obtenía a partir de la secreción de unos caracoles marinos del género Múrex. Para la obtención de un poco más de 1 gramo de tinte se necesitaban más de doce mil caracoles.

Perkin, llevo una muestra del color a un empresario escocés quien le animó a patentarlo el proceso y diseñarlo a escala industrial. Con la ayuda de su padre y hermano se convirtió en un empresario de éxito. En los años siguientes desarrolló otros tintes sintéticos así como perfumes.

Doodle en honor a William H. Perkin

Poco después, los tintes de alquitrán de hulla estaban por doquier: no sólo púrpura sino también verde, rojo, azul, negro. La mauveína, llevó a tres países, Gran Bretaña, Francia y Alemania, a buscar el liderazgo de la producción de colores. A los 5 años de la aparición del ‘mauveine’, existían ya 28 manufacturas de tinte que llegaron a Suiza o Austria, muchas de ellas destinadas a ser gigantes de la industria química, como BASF.

La competencia con la industria química alemana era muy fuerte y en 1874, millonario y con solo 36 años, decide retirarse y dedicarse a su pasión, la investigación.

Perkins desarrolló un método para obtener los ácidos grasos no saturados y estudió la relación entre la estructura de las moléculas y sus propiedades ópticas.  Obtuvo números reconocimientos y en 1906 se creó la Medalla Perkin que se otorga a la mejor aportación a la química industrial.

El legado de Perkin  supuso algo más que  una revolución en la industria del tinte y de la moda.  Su trabajo con los tintes artificiales tuvo grandes repercusiones en la medicina. 

 

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