El descubrimiento de radio en 1898 por Marie y Pierre Curie generó un gran interés científico. Este elemento tan sorprendente enseguida encontró aplicaciones comerciales que reflejaban las esperanzas puestas en esta sustancias y sus espectaculares propiedades.

A principios del siglo XX el radio se tomaba para tratar una serie de problemas como caída del pelo, impotencia, arterioesclerosis, presión alta, reumatismo, gota, ciática anemia… en forma de pastillas o inyecciones.

Esto marcó tendencia y fueron muchos los productos basados en el radio los que salieron al mercado: lana para prendas de bebes, chocolate, sodas, dentífricos cigarrillos, productos de limpieza, fertilizantes, cosméticos… Todos estos productos se basaban en que la radiación emitida por este elemento tenía efectos revitalizadores en el cuerpo.

No fueron pocas las compañías de cosméticos que añadieron radio a sus productos, especialmente en Francia, donde tuvo lugar su descubrimiento, aunque Inglaterra también lanzó este tipo de productos.

La publicidad de Radior, una línea que incluía crema de noche, colorete en distintos tonos, jabon, polvo de talco, crema facial despigmentante …en 1918 , señalaba:

«Finalmente se ha encontrado una fuente perpetua de juventud en la energía de los Rayos del Radio. Cuando los científicos descubrieron el Radio no soñaron que habían desenterrado un revolucionario Secreto de Belleza. Los rayos del Radio revitalizan y dan energía a los tejidos vivos. Esta energía se convierte en una aliada de la belleza. Cada producto de la gama RADIOR contiene una catidad de Actual Radio»

En 1933, un farmacéutico Alexis Moussali y un cierto doctor Alfred Curie, sin ninguna relación con el matrimonio Curie , lanzaron la gama de productos Tho-Radia que contenía cloruro de thorio y bromuro de radio, ambos compuestos radiactivos. El producto era bastante caro ya que contenía dichas sustancias. Productos analizados en los años sesenta todavía emitían radiactividad. La publicidad señalaba que «era un producto de belleza basado en la ciencia ya que el tos elementos estimulaban la vitalidad celular, activaban la circulación, tonificaban la piel, eliminaban la grasa, detenían el proceso de envejecimiento….» (Dictionnaire soins de beauté p.37)

Artes, una crema británica lanzada en 1933 en vez de radio utilizaba radón , gas obtenido a partir del radio. Esta innovación, permitía según los publicistas,» minimizar los efectos secundarios ya que el gas era eliminado en seis horas» ( Hairdresser and Beauty Trade, 1933)

También se podían encontrar en el mercado arcillas de barros radiactivos e incluso algunos salones de belleza proporcionaban a los clientes sesiones combinando arcilla cosmética con materiales radiactivos.

El uso de los materiales radioactivos en los cosméticos es un ejemplo excepcional de lo que puede ocurrir cuando la industria se lanza precipitadamente a incorporar los avances científicos. Hoy en día la sociedad demanda productos más «naturales» y mira hacia la ciencia para que garantice su pureza y seguridad.

Referencia :  https://cosmeticsandskin.com/aba/glowing-complexion.php