Helio
El helio, el segundo elemento más abundante en el Universo tras el hidrógeno, toma su nombre del Sol. Pierre Janssen, en 1868, detectó una línea brillante amarilla en el espectro de la cromosfera solar. Ese mismo año, Norman Lockyer y Edward Frankland identificaron la misma línea en el nublado cielo de Londres y postularon la existencia de un nuevo elemento, el helio, que solo existiría en el sol.
No se tendrán evidencias de su presencia en la Tierra hasta 1882 cuando el italiano Luigi Palmieri observó la característica línea amarilla de su espectro al analizar la lava del Vesubio. Cleeve y Langer en Suecia y William Ramsay y Morris Travers en Londres obtendrían en 1885 una cantidad suficiente del gas, a partir de la uranita, para identificarlo.
Este gas de número atómico dos pertenece al grupo de los gases nobles. Es más ligero que el aire por lo que no es retenido por la tierra, encontrándose en cantidades trazas en la atmósfera. El helio que encontramos en la tierra proviene de la desintegración radiactiva de algunos elementos y su principal fuente de obtención es los depósitos de gas natural.
El helio es un elemento fundamental para la ciencia, destacando su uso en medicina (enfriamiento de los imanes superconductores de las resonancias magnéticas) y en ciencia básica, es el medio de refrigeración en el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) y otros instrumentos científicos. Basta señalar que en 2008 las primeras colisiones del LHC tuvieron que retrasarse debido a una fuga de helio. Este gas también permite calcular la edad de rocas y minerales que contengan uranio y torio.
La industria espacial lo emplea en el mantenimiento de satélites, limpieza de motores de cohetes y enfriamiento del oxígeno líquido e hidrógeno que alimentaba las naves espaciales Apolo.
También se utiliza en el buceo de de aguas profundas, ya que la mezcla helio/oxígeno/nitrógeno reduce los efectos de la narcosis, en los decodificadores de los códigos de barras (láser de Helio-Neón) y en los globos.
No es un elemento peligroso para la salud. Al respirarlo eleva la frecuencia de la voz ya que el sonido viaja tres veces más rápido en este gas que en el aire.
Actualmente, la demanda de helio es superior a su producción. Más de la mitad del suministro mundial se almacena en la Reserva Nacional de Helio de EE.UU, en Texas, pero ese suministro está disminuyendo después de que Estados Unidos aprobara una ley en 1996 que lo obliga a vender un cierto volumen de helio cada año, con el fin de recaudar fondos para el Gobierno.
El descubrimiento en 2016 de un yacimiento en Tanzania podría solucionar la escasez de este elemento pero primero hay que determinar como extraerlo. Se espera poder realizar las primeras prospecciones en el 2020.
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