El octanaje es una medida de la capacidad antidetonante de una gasolina, pero no está relacionado con las emisiones de dióxido de carbono ni de ningún otro subproducto. Esto depende de la composición inicial de la propia gasolina y de las características del vehículo en el que se utilice.

Cada gasolina está compuesta por una mezcla de sustancias concreta (principalmente hidrocarburos). Al medir la capacidad antidetonante de la mezcla (resistencia a detonar al ser comprimida en los pistones del motor), se le asignará un octanaje que corresponde a la composición de una mezcla de isooctano y heptano (usada como referencia) que tenga el mismo comportamiento en ese proceso.

Los gases emitidos por el uso de una gasolina dependen de su composición, del tipo y cantidad de compuestos que se mezclen, que suele ser muy compleja. Además, hay otros factores importantes a la hora de determinar las emisiones que se producen. Las características del propio vehículo también juegan un papel determinante. En concreto, hay que tener en cuenta el funcionamiento del motor y el ‘convertidor catalítico’ (también conocido como ‘catalizador’), que es una pieza fundamental para reducir la contaminación ya que transforma los residuos que llegan desde el motor (hidrocarburos, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, etc.) en productos menos contaminantes (dióxido de carbono, nitrógeno y agua).