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Un ‘cóctel’ bacteriano para producir tomates más grandes

16/11/2023 - Fuente: Fundación Descubre

Química sostenible: Producción y consumo responsable

Fotografía ilustrativa del artículo

Un equipo de investigación de la Universidad de Almería recomienda el uso de un biofertilizante enriquecido con microorganismos promotores del suelo para obtener frutos de mayor tamaño y más valor económico.

Llegas a la frutería con la idea de comprar los ingredientes de una buena ensalada para esta noche: lechuga, cebolla, aguacates y tomate. Cuando te asomas a las cajas, observas éstos últimos con ojo crítico, ya que buscas uno grande y de buen aspecto, de esos que te entran ganas de comer a bocados con una chispa de sal.

Mientras realizas tu compra, te sumes en uno de esos momentos de tranquila reflexión y piensas en el proceso que ha atravesado ese fruto aromático y de un rojo intenso para llegar a tus manos. En concreto, cavilas sobre cómo los hortelanos están cambiando sus modelos de producción para para conseguir variedades que cumplan las expectativas del consumidor, se adapten a nuevos modelos como la agricultura ecológica o se ajusten a los objetivos de la Agenda 2030 de la Unión Europea, que señala que para ese año se debe reducir en un 20% el uso de fertilizantes.

Equipo de investigación de la Universidad de Almería que ha participado en el proyecto.

Para cumplir con esta meta y seguir produciendo tomates más grandes en un entorno más sostenible, un equipo de investigación de la Universidad de Almería propone el uso de un biofertilizante bacteriano. Los expertos concluyen que la aplicación de este abono, enriquecido con microorganismos promotores del crecimiento de las plantas, favorece que la planta genere más frutos y de mayor tamaño. Éstos son económicamente más valiosos para los agricultores, alcanzando así la producción hasta un 52% más de valor monetario.

A más producción y tamaño, mayor valor

Los expertos indican que se centraron en cuatro aspectos:

  • La producción de las tomateras, es decir, la cantidad de fruto resultante tras la aplicación del abono enriquecido con microorganismos. 
  • Los cambios en los niveles de nutrientes (fósforo, potasio y nitrógeno) del suelo, hojas y frutos para comprobar los efectos de  los microorganismos en los mismos. 
  • El impacto económico de la aplicación de este tratamiento. 
  • Cómo puede emplearse el biofertilizante propuesto para reducir los fertilizantes convencionales hasta en un 20%.

Los expertos recogieron muestras de las hojas, el suelo y los frutos y los sometieron a pruebas analíticas.

Tal y como explican en el artículo publicado en Agronomy, el uso de microorganismos que promueven el desarrollo de los cultivos está ganando interés como técnica sostenible en la agricultura, especialmente en los sistemas intensivos donde el empleo de fertilizantes industriales puede producir problemas ambientales, como la contaminación de acuíferos, reducción de la biodiversidad o la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Fomentan el crecimiento vegetal

Para combatir estos efectos, los expertos proponen el uso de un “cóctel” de microorganismos, en este caso facilitados por una empresa biotecnológica almeriense Nostoc Biotechnologies y que se seleccionaron específicamente por su capacidad para fomentar el crecimiento vegetal. 

En concreto, el producto que se empleó en los cultivos fue un concentrado de bacterias presentado en botellas de un litro, y que se introdujeron en el sistema de irrigación que se empleaba también para aplicar el fertilizante tradicional. “Tras probarlo concluimos que reducir un 20% el fertilizante tradicional y compensar ese porcentaje restante con el bioestimulante cada 40 días es más sostenible ambientalmente, reduce costes y produce más cantidad de tomates, que además son más grandes”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Almería Raúl Ortega.

Los expertos proponen un remedio que pone solución a uno de los objetivos ambientales de la Agenda 2030.

De este modo, los expertos proponen un remedio que pone solución a uno de los objetivos ambientales de la Agenda 2030 de la Unión Europea, que señala que para ese año se debe reducir en un 20% el uso de fertilizantes. Además de promover la sostenibilidad de los cultivos de tomate, esta propuesta también beneficia económicamente al agricultor.

Después de hablar de tanto tomate, ¿se te ha hecho la boca agua con solo pensar en la ensalada de esta noche? Quizá la próxima temporada puedas consumir alguno producido con este “cóctel” bacteriano.

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