“Estamos desarrollando un método de detección del herbicida glifosato rápido, fácil y relativamente barato”
El glifosato es un herbicida de amplio espectro que fue comercializado por primera vez por Monsanto en la década 1970 y que a día de hoy producen numerosas empresas con distintos nombres comerciales desde que su patente caducara en el año 2000.
José María Pedrosa y Tania Lopes Da Costa son dos investigadores del Departamento de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) que están trabajando en un nuevo método de detección y cuantificación de este herbicida, bien in situ en la superficie de los frutos o bien en las aguas de lavado, mediante el empleo de propiedades fluorescentes de nanopartículas. Charlamos con estos dos investigadores enamorados de las ciencias aplicadas que nos cuentan más detalles sobre la investigación que están llevando a cabo.
¿En qué consiste el nuevo método que están investigando para detección y cuantificación de glifosato?
Básicamente se trata de un método que utiliza un reactivo químico que cambia de color en presencia del glifosato de forma selectiva y que es capaz de hacerlo con cantidades muy pequeñas del herbicida. Este método da respuesta a una necesidad empresarial planteada por una compañía a la universidad, que consistía en el desarrollo de un método de análisis que se pudiera aplicar en la misma planta de producción. Cuando la aceituna llega a la almazara, se lava y se envía a la molienda, donde se produce la extracción del zumo del fruto, que es el aceite de oliva al fin y al cabo. La empresa quiere detectar antes de la molienda si las aceitunas contienen restos del herbicida en su piel, pues en ese caso éste pasaría al aceite y finalmente sería ingerido por el consumidor, con el consiguiente peligro para la salud que ello conlleva.
La idea fundamental que nosotros hemos puesto en marcha en este proyecto es un sistema de detección que se pueda medir con luz, lo que supone que es muy rápido, fácil y relativamente barato. Una comparación sencilla para comprender cómo funciona el método sería como una piscina doméstica en la que se realiza un test de ph o cloro tomando una pequeña muestra en un tubo a la que se le añade un reactivo químico que no es contaminante. Según el color que adopte el líquido se puede saber por ejemplo la presencia y cantidad de cloro.
¿Por qué decidieron comenzar a investigar este herbicida? ¿Qué es interesante sobre él?
El glifosato es un herbicida de amplio uso en Europa que se utiliza mucho en el olivar y en los cultivos de cereales. Si no se aplica correctamente, siguiendo unas normas específicas, puede acabar pasando a los alimentos. Por ejemplo si no se aplica con un cierto tiempo de antelación a la recolección de la cosecha para garantizar su degradación.
Nuestro grupo comenzó a investigar el glifosato a raíz de que la empresa que comentábamos antes, que se dedica a desarrollar tecnología para almazaras de aceite, contactara con nosotros. Ellos habían detectado precisamente que en muchos casos no se seguían las recomendaciones de aplicación de este herbicida, por lo que habían podido observar la presencia de glifosato en muestras de aceite de oliva, una cuestión que es muy grave, por lo que decidieron contactar con nosotros para que les ayudásemos a desarrollar un sistema para detectar su presencia en el proceso de producción de aceite.
En marzo de 2015 la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Según Greenpeace esta clasificación se basa en la evidencia limitada en seres humanos pero en una fuerte evidencia de que es cancerígeno para los animales. Asimismo se sospecha que actúa como un disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto como investigadores que trabajan directamente con glifosato?
Nosotros la verdad es que como químicos no tenemos demasiado que decir a este respecto ya que nuestra función comienza cuando las autoridades sanitarias o algún otro ente con autoridad en la materia lanzan la voz de alarma sobre la presencia de un compuesto que puede tener cierto grado de peligrosidad. Una vez ahí, entra en funcionamiento nuestra tarea porque nuestra misión es desarrollar métodos de análisis químicos que permitan detectar y medir la cantidad de un compuesto en una determinada muestra de una forma rápida y asequible para que puedan aplicarse en la producción o análisis en el laboratorio y sea posible la detección del compuesto en los alimentos. A partir de ahí se pueden tomar las medidas oportunas para que estos no sean ingeridos y no provoquen los problemas que mencionas.
¿Existen otros métodos de detección de este compuesto?
Hay métodos de detección de laboratorio muy sofisticados, pero no son válidos para su aplicación en el momento de la producción, por lo que es importante seguir profundizando en métodos de detección in situ que ahorran problemas posteriores.
¿Qué les parece la postura prohibicionista de Greenpeace respecto a esta sustancia?¿Sería posible un mundo sin glifosato?
En este tipo de políticas y de cuestiones entra a formar parte del proceso de forma muy importante el avance tecnológico, donde los científicos por supuesto tenemos mucho que aportar. Nuestra implicación y preocupación en este sentido es ayudar a que se produzca una transición progresiva desde un mundo contaminado a un mundo no contaminado, manteniendo por supuesto el nivel de calidad humana, reeducando a la sociedad, repensando qué es importante mantener y qué es prescindible, etc.
Nosotros creemos en una agricultura sostenible y también entendemos que en el mundo en el que vivimos hay que tender hacia una situación ideal en la que no se utilicen pesticidas o herbicidas, pero esto no se puede hacer radicalmente ya que algunos valores de esta sociedad está muy arraigados y sólo pueden intentar cambiarse poco a poco, como por ejemplo el hacer entender que hay que limitar quizás el exceso de producción y la sobrealimentación. Somos conscientes de que cambiar esto de un día para otro es difícil. La sociedad en su conjunto necesita un cambio de valores que tendrá que producirse de forma progresiva, ya que si se hiciera de forma drástica supondría una revolución, pero también una crisis.
¿Han patentado o publicado algún artículo con los resultados de vuestras investigaciones en este tema?
Todavía no porque nos encontramos en una etapa muy temprana de la investigación, en una fase experimental muy básica. En las reuniones que hemos celebrado con la empresa hemos mostrado resultados que demuestran la capacidad del sistema químico que estamos desarrollando. Resultados que podrán ser publicables o no dependiendo del acuerdo al que la universidad y la empresa lleguen según el tipo de servicios en el que participemos.
¿En qué medida se va a ver beneficiada la industria agroalimentaria y por ende la sociedad gracias a esta investigación?
El método que estamos desarrollando se trata en definitiva de un análisis químico básico que cualquier persona no cualificada podrá realizar mediante un test comercial barato. Nuestra idea es que las almazaras puedan utilizarlo fácilmente para detectar la presencia de este herbicida en el agua de lavado de las aceitunas de forma rápida y por tanto no pase al aceite. Así se conseguirá evitar que se produzca la contaminación de toda la producción mejorando la calidad del producto y evitando riesgos sanitarios. Si bien el beneficio está centrado en este momento en el sector olivarero, el método podría ser extensible a otros productos, consiguiendo evitar este tipo de contaminación en los sitios de recolección de otros alimentos como el trigo y otros muchos cereales o legumbres.
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