Estroncio
El estroncio es un metal relativamente blando y color plateado que puede adquirir cierta tonalidad amarilla si hay óxido. Para evitar la oxidación se conserva sumergido en parafina.
Su nombre proviene del pueblo escocés de Strontian donde estaba radicada la mina de la que se extrajo por primera vez un mineral que lo contenía, la estroncianita. En 1787 un tratante de minerales de Edimburgo recibió una muestra, procedente de Strontian, de lo que se pensaba que era un mineral de bario. Sin embargo, tras realizarle unas pruebas, se consideró que la pieza no contenía bario sino un nuevo elemento. Concretamente, al someterla a una llama, en lugar de ponerse de color verde, como haría el bario, se tornó de color rojo.
El estroncio fue finalmente aislado por Humphry Davy en Londres utilizando el mismo procedimiento empleado para separar el calcio y el bario, la electrolisis de una mezcla de cloruro de estroncio y óxido de mercurio.
Las aplicaciones de este metal son varias. Por ejemplo, sus sales se utilizan en fuegos artificiales y bengalas para obtener el color rojo. El estroncio también se emplea en las pinturas fosforescentes que se usan en las esferas de algunos relojes para que luzcan en la oscuridad, en las pastas de dientes que alivian la sensibilidad de estos al frío o calor, así como en la fabricación de las pantallas de rayos catódicos de los televisores. En EEUU este uso llegó a suponer una parte muy importante del consumo de estroncio, esta situación ha cambiado con la generalización de las nuevas pantallas planas.
Su isótopo estroncio-90, que es radiactivo, se emplea para producir electricidad en lugares remotos donde la falta de radiación solar hace inviable la producción fotovoltaica, como pueden ser las sondas espaciales que se alejan mucho del Sol.
En los años 50 el estroncio-90 protagonizó un caso grave de contaminación global, al detectarse en los dientes de los niños su presencia, procedente de las pruebas nucleares en superficie realizadas entre 1945 y 1963. Se calcula que en ese periodo de tiempo se hicieron detonar unas 500 bombas atómicas en la atmósfera como parte de los procesos de desarrollo de armas nucleares. Los residuos radiactivos resultantes de esas explosiones quedaban en el aire hasta que la lluvia lo llevaba al suelo, de allí pasaba a los pastos de los que se alimentaban las vacas que producían la leche que los niños bebían. En 1963 se prohibieron las pruebas en la atmósfera y solo se permitían las subterráneas hasta 1996 cuando se prohibieron todos los ensayos nucleares. La química del estroncio es muy parecida a la del calcio y el organismo lo incorpora como si se tratara de calcio.