Berilio
El berilio es un metal gris plateado, duro y ligero de número atómico 4.
Fue aislado en 1828 por Friedrich Wöhler en Berlín y por Antoine-Alexandere-Brutus Bussy en París de manera independiente, haciendo reaccionar el cloruro de berílio (BeCl2) con potasio. Aunque desde la antigüedad se conocían el berilo y la esmeralda que son dos minerales que contienen berilio.
Se emplea en la fabricación de determinadas piezas empleadas en la industria aeroespacial por sus propiedades mecánicas de ligereza y rigidez. Las propiedades de elasticidad de la aleación de niquel, cobre y berilio la hacen muy apreciada para fabricar muelles de gran calidad como los utilizados en los relojes. El berilio es transparente a los rayos X, por lo que se utiliza como ventana por la que pueden pasar esos rayos en instrumentos científicos.
El berilio ha jugado un papel en la historia de la teoría atómica. Ya que Chadwick bombardeaba un trozo de berilio con rayos alfa cuando observó la emisión de una partículas con masa pero sin cargas desconocidas hasta entonces y que ahora conocemos como neutrones.
Este elemento es tóxico por inhalación. El primer caso conocido de intoxicación laboral con berilio se descubrió en 1949 entre los trabajadores de las fábricas de tubos fluorescentes en EEUU. En aquella época el recubrimiento interior de los tubos contenían berilio. A raiz de este descubrimiento se suprimió su utilización.
La intoxicación con berilio fue llevada a la ciencia ficción por Isaac Asimov a comienzos de los años cincuenta en su novela corta «Engañabobos«.
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