La quema de los diferentes combustibles fósiles, la propia deforestación de los bosques, así como los cambios en el uso del suelo forestal a uso agrícola producen dióxido de carbono CO₂ que es emitido a la atmósfera. Este gas, además de contribuir al efecto invernadero, tiene otras consecuencias negativas, ya que afecta a la vida de muchos animales marinos.

Organismos como los corales, las estrellas de mar y el plancton forman sus esqueletos de carbonato de calcio (CaCO₃) a partir de los iones carbonato (CO₃⁼) y calcio (Ca ²⁺), que se encuentran disueltos en el agua, según la siguiente reacción.

Ca ²⁺ (aq) + CO₃⁼ (aq)    ========== Ca CO₃ (s)

Los vegetales retiran dióxido de carbono de la atmósfera mientras realizan la fotosíntesis, proceso metabólico por el que las plantas verdes convierten sustancias inorgánicas (dióxido de carbono y agua) en sustancias orgánicas (hidratos de carbono) desprendiendo oxígeno, aprovechando la energía de la luz solar.
Los océanos, al absorber CO2 también juegan un papel importante en la disminución del dióxido de carbono en la atmósfera.

CO₂ (aq) + H₂O (l) =========   H₂ CO₃ (aq)

Este proceso acidifica el agua.

H₂ CO₃ (aq) ======== H CO₃^– (aq) + H ⁺(aq)

Tanto el ion carbonato (CO₃⁼), como el hidrogenocarbonato (H CO₃^–), son capaces de reaccionar con el calcio (Ca ²⁺). El primero formará el carbonato de calcio (Ca CO₃), necesario para los organismos marinos, y el segundo, Ca (HCO₃)₂, es un compuesto soluble que consumirá parte del calcio necesario para la formación de los caparazones, esqueletos y estructuras cálcicas.

La acidificación de los océanos podría afectar gravemente la capacidad de los arrecifes de coral para recuperarse de las perturbaciones y comprometería la viabilidad a largo plazo de estos ecosistemas. A su vez, esto sería perjudicial para el millón de especies que se estima que dependen del hábitat de estas estructuras subacuáticas.