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Identifican bacterias beneficiosas en el compostaje de alperujo para desarrollar futuros abonos orgánicos mejorados

15/07/2021 - Fuente: Alba Madero / Fundación Descubre

Fotografía ilustrativa del artículo

Un equipo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad del País Vasco han identificado las principales bacterias implicadas en la transformación del alperujo, candidatas para incluirse en futuros abonos orgánicos. Mediante técnicas de análisis genético, identifican el tipo y las funciones de los microorganismos más beneficiosos para los cultivos. De este modo, los expertos producen una enmienda biológica ‘a la carta’ que potencia el crecimiento y la salud de las plantas.

Las bacterias presentes en el alperujo degradan la materia orgánica y la transforman a lo largo de las tres fases del compostaje en un producto que sirve como abono o para mejorar las cualidades del suelo.

Los investigadores analizaron las bacterias en las tres fases de la degradación de la materia orgánica y determinaron que en la última, la etapa de maduración, se multiplican grupos de bacterias como Luteimonas o Planomicrobium. Éstas aumentan la humificación del compostaje, mejorando las propiedades fertilizantes del compost. Además, poseen propiedades que promueven el crecimiento vegetal y mejoran la nutrición vegetal, la protección frente a patógenos y el rendimiento de los cultivos. “Al seleccionar los microorganismos más útiles, podemos desarrollar fertilizantes con unas características biológicas mejoradas. Éste es un método que nos permite optimizar el tratamiento de los residuos orgánicos y convertirlos en un recurso que ayude a los agricultores a incrementar la calidad de sus cultivos”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Estación Experimental del Zaidín Germán Tortosa.

Identificar los microoganismos

En el estudio titulado ‘Involvement of the metabolically active bacteria in the organic matter degradation during olive mill waste composting’ y publicado en Science of the Total Environment, los investigadores explican que estudiaron las funciones de las distintas bacterias en cada fase. Primero extrajeron su ARN, y con técnicas genéticas como la secuenciación masiva y qPCR, pudieron identificarlas una a una. “Lo que hicimos fue distinguir de forma individual las bacterias. Así podíamos establecer sus funciones y seleccionar aquellas más beneficiosas para desarrollar el fertilizante en el futuro”, comenta Germán Tortosa.

Equipo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC).

Las bacterias presentes en el alperujo son las que degradan la materia orgánica y la transforman a lo largo de las tres fases del compostaje en un producto que sirve como abono o para mejorar las cualidades del suelo. Durante la primera, la mesófila, las bacterias se activan y empiezan a cambiar las propiedades químicas del residuo. En la segunda, la termófila, se produce un proceso en el que se incrementa la temperatura del compostaje, se degrada la materia orgánica más resistente a la biodegradación y se eliminan los agentes patógenos como las malas hierbas o los parásitos. En la última, de maduración, desciende la temperatura y las bacterias presentes en el compostaje lo humifican.

Según un informe del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, la producción de alperujo en la región asciende hasta 4.300.000 toneladas al año. A pesar de que éste se trata habitualmente como un desecho contaminante, una investigación del Instituto de la Grasa (CSIC-Sevilla), en colaboración con la Universidad de Sevilla demuestra que este tipo de compostaje conserva el 98% de polifenoles de la aceituna, compuestos beneficiosos para la salud. Al emplear el alperujo, los expertos también aprovechan estas propiedades. Además, esta metodología es aplicable en otros residuos de compostaje y en otros tipos de terreno con características diferentes, más secos o más húmedos.

En el futuro, el ‘Grupo Metabolismo del Nitrógeno’ analizará los microorganismos implicados en el ciclo del nitrógeno. Un elemento que, a pesar de ser muy abundante en la biosfera, es uno de los nutrientes esenciales más limitantes en la agricultura. “Obtener abonos enriquecidos biológicamente en nitrógeno supone un gran ahorro económico y ambiental”, explica Germán Tortosa.

Este estudio ha sido co-financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Junta de Andalucía, el Ministerio de Ciencia e Innovación y el proyecto del CSIC RECUPERA. Además, ha recibido apoyo del Gobierno Vasco.

Referencias bibliográficas:

Tortosa, G.; Fernández, A.J.; Lasa, A.V.; Aranda, E.; Torralbo, F.; González, C.; Fernández, M.; Benítez, E.; Bedmar, E.J. (2021). ‘Involvement of the metabolically active bacteria in the organic matter degradation during olive mill waste composting’. Science of the Total Environment, 789, 147075.

DOI: 10.1016/j.scitotenv.2021.147975

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