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Albero: de la feria a las plantas termosolares

17/11/2022 - Fuente: Remedios Valseca / Fundación Descubre

Fotografía ilustrativa del artículo

Si se piensa en el albero, uno se traslada inmediatamente a una calle con caballos y farolillos o al campo donde se jugaba al fútbol en la infancia. Pero lo que seguro no viene a la mente es imaginarlo como una reserva de energía sostenible, eficiente y barata.

Sin embargo, esa es la alternativa de uso que ofrece un equipo de investigación de la Universidad de Sevilla y el Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC. Con un trabajo presentado en la revista Chemical Engineering Journal los investigadores han confirmado la capacidad del albero como material acumulador de la energía térmica generada en plantas termosolares.

Pero, ¿cómo puede el albero acumular energía y cómo se podría acceder a esa energía acumulada para su uso corriente? La respuesta está en la química.

Enchufándose al albero

La energía que se almacena es térmica, proveniente de los rayos solares concentrados con espejos en plantas termosolares. Esa energía térmica produce cambios químicos y queda almacenada en los enlaces de los nuevos compuestos. Cuando se quiere disponer de ella se produce el proceso inverso. Se libera de nuevo el calor y puede usarse tal cual o convertirse en electricidad en una turbina.

La reacción química que se produce para la obtención de energía a partir del albero es la conversión del carbonato cálcico, principal componente de este material, en óxido de calcio y dióxido de carbono por la acción de la luz solar. De esta manera, la energía termoquímica queda almacenada en los enlaces de las nuevas moléculas y puede liberarse en cualquier momento con la reacción inversa.

Este tipo de almacenamiento, llamado termoquímico, requiere de materiales con alto poder de absorción del calor. La termoquímica está al alza, ya que no depende de combustibles fósiles ni de la climatología, como ocurre con las renovables. “La acumulación de calor en albero, permite disponer de energía bajo demanda en el momento en el que la generación por otros medios no sea suficiente”, indica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Sevilla, Virginia Moreno, autora del artículo.

Equipo de investigación de la Universidad de Sevilla y el Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC, autor del artículo.

Al rojo vivo

La elección del albero como almacén de energía se debe a que es abundante, barato y no tóxico. Contiene altas cantidades de carbonato cálcico, pero también un mineral, llamado goethita, rico en hierro, que le otorga ese color rojizo característico, lo que amplía su capacidad de absorción del calor hasta en un 868% en comparación con el material utilizado en ensayos anteriores, la roca caliza. Además, el albero no requiere tratamiento previo a su uso y mejora la absorción de la radiación hasta un 46% más que la caliza que, al ser blanca, refleja la luz.

La captación energética en los enlaces químicos de sus compuestos permite un almacenamiento sin pérdidas, más estable y prolongado que otros sistemas. Su amplia disponibilidad y bajo coste lo proponen como candidato idóneo para su explotación a gran escala.

El albero queda así como una alternativa a las ya conocidas fuentes de energía convencionales, como las de origen fósiles o las renovables y otros métodos de almacenamiento de energía. Con este sistema, además de generarla a bajo coste y bajas emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, se producen residuos que pueden ser utilizados en la fabricación de nuevos materiales, como por ejemplo, cemento.

Composición del albero.

Los amigos de la feria lo ven como ese polvo que hay que cepillar bien de los trajes de chaqueta y el culpable de las manchas imposibles en los bajos de los vestidos de flamenca. También los hay que lo culpan de desconchar sus rodillas en un remate en campitos de fútbol. Pero además, a partir de ahora, se reconocerá como un aliado del cambio climático al proponer una nueva alternativa en el consumo energético.

Más información en #CienciaDirecta: Confirman la capacidad del albero para almacenar energía