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El elemento de la semana Volver

El wolframio

Fotografía ilustrativa del artículo

Este elemento se denomina también tungsteno. Fue descubierto por los hermanos Elhuyar en 1783, en el laboratorio de química que la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País fundó en Bergara.

En 1781, Carl Wilhelm Scheele y Torbern Berman sugieren que es posible encontrar un nuevo elemento a partir del mineral scheelita. Más tarde, en 1783 los hermanos Juan José de Elhúyar, Fausto Delhuyar y Zubice lo aíslan, a partir de la wolframita, en el laboratorio diseñado por Proust en el Seminario de Bergara.

Este elemento, de número atómico 74 y símbolo W, es conocido fundamentalmente por su uso en aceros especiales y como filamento en lámparas incandescentes. Debido a su gran dureza, densidad, elevado punto de fusión (3400ºC) y resistencia a la tracción, está presente en muchas aplicaciones industriales. Otras de sus ventajas son su estabilidad térmica y química y el ser un excelente conductor.

El wolframio resulta un componente esencial en herramientas de corte utilizadas para perforar, prensar o seccionar otros metales, hormigón o roca. Ejemplo de ellos son las brocas para bricolaje, las herramientas metalúrgicas o el instrumental odontológico. Las aleaciones de wolframio también son idóneas para componentes críticos de maquinaria termosensible y resistente al desgaste, como válvulas de motor, palas de turbinas, puntas de bolígrafo, etc.

Por otra parte, propiedades como la resistencia al calor y al desgaste, junto a la capacidad de conductividad eléctrica, hacen que sea perfecto como componente termorresistente en aparatos electrónicos y como punto de contacto en circuitos eléctricos como pantallas LCD, tubos de TV e impresoras láser.

Debido a su elevada densidad, el wolframio también se usa como peso o contrapeso en alerones en aeronáutica, en sistemas de vibración de teléfonos móviles, en palos de golf y como sustituto del plomo en los cartuchos de munición.

Este elemento y el carburo de wolframio son excelentes reflectores de neutrones que pueden resistir emisiones incluso de partículas gamma y de rayos de neutrones. Son, por tanto, un escudo superior al plomo y sin los problemas de toxicidad que este último presenta.

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