Alfred Nobel (Estocolmo, 1833-San Remo, 1896) fue un químico, ingeniero, inventor y fabricante de armas sueco, famoso por crear sus homónimos premios y por inventar la dinamita.

En su honor han llamado a un elemento químico (el Nobelio), un cráter lunar y hasta un asteroide: el (6032) Nobel. Qué duda cabe que hablar de Alfred Nobel es hablar de un erudito y un exitoso empresario de su época. Además de ser propietario de la firma sueca de defensa Bofors, compañía a la que orientó desde la producción de hierro y acero, a la fabricación a gran escala de cañones y otros armamentos, Nobel registró 350 patentes y fundó la empresa Elektrokeviskas Aktiebolaget.

Alfred Nobel nació en Suecia en el seno de una familia de ingenieros que emigró a Rusia cuando él tenía 9 años. Una vez allí él y sus hermanos recibieron una esmerada educación en ciencias naturales y humanidades. En 1863 regresó a Suecia, donde completó las investigaciones que había iniciado en el campo de los explosivos, consiguiendo controlar mediante un detonador las explosiones de la nitroglicerina, inventada por el italiano Ascanio Sobrero, para terminar perfeccionando el sistema con un detonador de mercurio en 1865.

Dos años más tarde inventó la dinamita, un explosivo plástico resultante de absorber la nitroglicerina en un material sólido poroso con lo que se reducían los riesgos de accidentes. Y es que las explosiones accidentales de la nitroglicerina, en una de las cuales había muerto uno de sus propios hermanos, habían despertado fuertes críticas contra Nobel y sus fábricas.

Nobel consiguió ser enormemente rico, pero la destrucción que sus inventos causaron a la Humanidad en los campos de batalla le llevó a donar gran parte de su fortuna la Fundación Nobel, creada en 1900 para otorgar una serie de premios anuales a las personas que más hubieran hecho en beneficio de la Humanidad en los terrenos de la Física, la Química, la Medicina, la Literatura y la Paz.